Este mes, el Consejo de Ministros se ha reunido para aprobar el Real Decreto por el que se regula el “Bono Alquiler Joven”, al que se destinarán 200 millones de euros. Esta medida fija la ayuda en 250 euros mensuales por un plazo de 2 años para cada joven con el objetivo de facilitar su acceso al alquiler de una vivienda y a su emancipación.

Esta ayuda es compatible con otras destinadas para el mismo objeto y se concederá a jóvenes que alquilen viviendas de hasta 600 euros al mes que, en determinados casos, podrán ascender a 900 euros. En el caso de los alquileres de habitación, estos límites de precio serán de hasta 300 euros por habitación.

No obstante, ¿nos encontramos ante una utopía más? Según estudios del portal inmobiliario Fotocasa, en las ciudades más tensionadas, la oferta de viviendas situadas por debajo de los 600 euros requeridos para solicitar el bono es sólo de un 1,4% (en el caso de Madrid) y de un 0,8% en Barcelona.

La limitación del alquiler podrá ampliarse hasta los 900 euros mensuales en las comunidades autónomas que lo consideren. Si este fuera el caso de Madrid y Catalunya, en datos del análisis Impacto del bono joven según la oferta y los precios, sólo el 29% de las viviendas en renta de Madrid se encontrarían por debajo de los 900 euros. En el caso de Barcelona, lo harían únicamente el 18% de los alquileres.

Con todo esto, los jóvenes tenemos que seguir pagando una renta en grandes ciudades de más del 55%. Además, el Gobierno ha hecho un cálculo estimatorio de que el bono beneficiaría a unos 70.000 jóvenes, entonces, ¿qué hacemos con los más de 7 millones menores de 35 años en España?

Esto aún resulta más interesante si lo comparamos con otros datos como los siguientes: cuatro de diez jóvenes menores de 25 años en España cobran salarios bajos. Es decir, ingresan nóminas dos tercios inferiores al salario medio en el conjunto del mercado laboral, lo que vendría a ser menos de 1.100 euros brutos al mes (a jornada completa) según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Por lo tanto, la respuesta es no; lo que necesitamos los jóvenes no son bonos de vivienda de 250 euros mensuales. Necesitamos salarios competentes que nos permitan empezar una vida que no requiera que nos ahoguemos en nuestro día a día. Que se nos pague de forma digna por nuestros estudios o por nuestra experiencia laboral, y que el Gobierno deje de poner parches a situaciones que requieren soluciones y respuestas reales.

Ariadna Morales

Periodista