Sí, ha vuelto a pasar. En plena crisis económica, con una pandemia descontrolada y un 2020 que aún cargamos a nuestras espaldas, empezamos el 2021 con una subida del 27% de la luz y un 22% del gas. El precio de la luz y el gas ya es el segundo más alto de la historia de España, coincidiendo, además, con la borrasca Filomena.
El precio de la luz ha alcanzado los 16,81 céntimos por kilovatio hora (kWh) con la tarifa regulada, frente a los 13,25 céntimos del pasado 2020, según datos de Facua. Con estos números, y durante los primeros siete días del año, se prevé que la factura eléctrica del usuario medio se sitúe en 80,71 euros; un incremento del 19,3% sobre los 67,70 euros de las fechas del año pasado, en cifras de Europa Press.
Con todo esto, es evidente que Podemos ha abandonado la batalla contra las puertas giratorias, es decir, la entrada de ex cargos políticos en consejos de empresas (como, por ejemplo, las energéticas). La petición de penalizar con hasta cinco años de cárcel a los protagonistas de casos de puertas giratorias por parte de nuestro gobierno “de izquierdas”, ha quedado completamente aparcada.
Y esto no acaba aquí, si hacemos memoria, hace 4 años que Pablo Iglesias señalaba a Rajoy por su reforma eléctrica: “Disparar la factura de la luz un día como hoy solo demuestra la codicia de las eléctricas. Si el Gobierno lo consiente, será cómplice.” En esta misma línea, Pedro Sánchez, el 8 de agosto de 2014 en un tuit: “La subida de la luz del 8% prueba el fracaso de la reforma eléctrica de Rajoy, y alerta del riesgo de más gente sufriendo pobreza energética”.
Entonces, ¿qué supone la subida de un 27% en un día como hoy? Supone que tenemos un gobierno bastante cínico. Supone encontrarnos con las manos vacías de cara a las próximas elecciones. Supone futuros recortes e impuestos. Supone que las consecuencias de esta pandemia las vamos a tener que asumir nosotros, que ningún gobierno vendrá a salvarnos, y que lo duro aún está por llegar.
Ariadna Morales
Periodista