Mirar a un lado y otro antes de pasar el umbral de la puerta de casa, girar la cabeza constantemente para comprobar si hay alguien detrás cuando se camina de noche por la calle, dejar en el domicilio una joya que siempre se había llevado fuera de casa, esquivar calles por los que se solía transitar sin ningún miedo, dejar de ir a sitios habituales por temor a ser víctimas de un delito, sospechar de todo el mundo… Eso es vivir en alerta permanente. Ocurre cuando la sensación de inseguridad se apodera de los ciudadanos. Y cuando esos temores y miedo se propagan en nuestra mente recuperar la tranquilidad y la normalidad (con independencia de si están o no justificados) cuesta mucho.

Muchos ciudadanos de Mataró, que antes veían la delincuencia como algo lejano, empiezan a pensar que ellos están también en la lista de las víctimas de esos delitos. Una sensación que puede provocar cuadros de ansiedad y que se agrava (lo que siempre ocurre cuando se disparan los índices de delincuencia), con la proliferación de robos, bandas de narcotraficantes, disparos con armas, intentos de violación y agresiones sexuales, robos de coches…. solo disparan aún más los temores y miedos entre los ciudadanos.

La sensación de inseguridad crece en Mataró, en especial en Rocafonda y Cerdanyola, y hay que tomar ya cartas en el asunto. Es un tema que hay que combatir sin más demora para garantizar la convivencia y la libertad. En las sociedades democráticas la seguridad es un derecho de los ciudadanos, que además reclamados de forma permanente y efectiva a sus Alcaldes.

El aumento de noticias sobre agresiones y robos en Rocafonda, hace que muchas personas estén convencidas de que vivirán una situación de violencia, y viven en estado de alerta.

Todo se desmorona cuando una amplia mayoría de ciudadanos –ocurre ahora,en Mataró,donde el índice de delincuencia ha aumentado– tiene la convicción de que ese derecho a la seguridad por el que deben de velar las autoridades competentes en el tema se ha esfumado.

Esos ciudadanos generan unas reacciones emocionalmente duras e intentan protegerse con unos mecanismos de defensa exagerados, como podría ser ese cambio radical en los hábitos más rutinarios. Esto pasa porque esas personas viven con la certeza de que ellos también pueden ser víctimas de esos delitos cometidos a su alrededor, que antes seguían desde la distancia.

La inseguridad ciudadana, como todo aquello que socialmente se considera peligroso, amenazante u objeto de alerta, siempre dispara actitudes y conductas defensivas que, en muchas ocasiones escapan a lo lógico y lo realista.

Cuando la sensación de inseguridad se extiende las reacciones del ciudadano varían en función de su experiencia (si ha sido víctima o no ya de algún delito) la personalidad o el equilibro emocional. El abanico de tipologías es muy amplio y aunque nadie cuestiona que esos ciudadanos aumenten sus precauciones cuando se habla mucho de inseguridad ciudadana, esa reacción debería de hacerse siempre desde una posición realista.

Lo perverso, desde mi punto de vista, es alargar y repetir el recuerdo y la vivencia de lo que se imagina pudo pasar o vivirlo de una manera exageradamente emociona. En estos casos resulta crucial que la información vuelva a un cauce mental sereno.

Aquellos ciudadanos con un poso obsesivo compulsivo corren el riesgo de responder a esas noticias con reacciones ansiosas en su forma fóbica, con conductas de protección exageradas. Esas personas viven con una sensación de amenaza permanente. Aunque esa percepción no esté corroborada con datos estadísticos referidos a los índices de delincuencia, aunque en Mataró y en especial en Rocadonda y Cerdanyola son altísimos.

Es cierto que Mataró estaba considerada como una de las ciudades más seguras de Maresme, pero también es cierto que los índices de violencia están aumentado. Las repetidas noticias que hablan de este repunte de la delincuencia provoca, que muchas personas mayores se sientan inseguras cuando diariamente salen a pasear o van a la compra; hay zonas del espacio público, como parques y portales, ‘okupados’ por pandillas que roban e intimidan. Muchas mujeres y también hombres, tienen miedo a sufrir agresiones, ataques sexuales o robos cuando van de paseo , a comprar o cuando practican running en las calles o parques de Mataró o incluso en el mismo paseo marítimo.

Rocafonda y Cerdanyola son los dos barrios de Mataró donde los vecinos han dado la voz de alerta debido a la inseguridad en las calles.

Yo digo que: “La propia policía, recomienda no transitar por determinadas zonas a horas concretas; los delincuentes hacen su agosto todos los días del año en las zonas de Rocafonda y Cerdanyola; pararse en un semáforo es un ejercicio peligroso porque hay ladrones que intentan abrirte el coche, especialmente si está ocupado solo por una conductora. La delincuencia se adueña también de los otros barrios de Mataró, donde faltan efectivos policiales. Y además, los robos de teléfonos móviles y los tirones de bolso se han intensificado.

La multirreincidecia cobra importancia cuando crece la inseguridad e Mataró.

El tema de la multirreincidencia cobra especial importancia. cuando las sociedades empiezan a vivir en un estado permanente de alerta y se exageran las medidas de autoprotección. Eso genera impotencia tanto en los ciudadanos como en las policías. Unos ven como les roban, los agentes detienen a los ladrones y al poco rato esos ladrones salen de los juzgados para volver a delinquir.

 

Jorge Casabella Torras