El vecino de Mataró que el 4 de abril del 2014 mató e hizo desaparecer el cuerpo de Piedad Moya, de quien se acababa de separar. Cuatro años después, el cadáver todavía no ha aparecido y el hombre recurrió a la condena impuesta por la Audiencia de Barcelona, primero, y después al Tribunal Superior de Justicia. Ahora es el Supremo quién arrecia las decisiones anteriores argumentando que hay indicios “agobiantes” de su culpabilidad y que no hace falta que haya aparecido el cuerpo para condenarlo, tal como sostenía la defensa